Paco Cabrera
17/05/2024
La garantía de la fe. Convencidos de una salvación con un barniz de padecimiento. En la zona de alto mando de la UD Las Palmas, no se duda del objetivo final. Una cuestión de tiempo. Sobredosis de autoestima. El puntazo del lingote de oro cambia el paradigma. Los amarillos están a una sola unidad de lograrlo de forma matemática, cuando tienen dos partidos en la agenda (domingo, 18.00 horas, Estadio Nuevo Mirandilla) ante el Cádiz CF –que es el equipo que ocupa la antepenúltima plaza del abismo– y el Alavés (sábado, 25 de mayo y desde las 20.00).
«¡Lo tenemos hecho, esto ya está!», realzan convencidos en el cuartel general de Las Palmas. Restan nueve días de competición y no se concibe otro escenario que escenificar una permanencia de mérito, que conforma el 36º capítulo de la entidad en Primera. Un motivo de orgullo, de cara a la próxima celebración del 75 aniversario del nacimiento del club (que se festeja el 22 de agosto).
La permanencia conforma el cobro de unos 50 millones para la entidad grancanaria, que maneja un presupuesto de algo más de 70 kilos. Con las contrataciones ya perfiladas de Manu Fuster, Iván Gil y Viti, se elevará la apuesta por la calidad desde la dirección deportiva para la 2024-25.
Aprender de esta espiral de necesidad. Una cura de humildad. La UD ha sufrido en exceso, pero sale reforzada con el empate ante el EuroBetis. Tras el 5-0 del Cívitas Metropolitano ante el Atlético, se activó una fase de dudas. La calma y la fe ciega en Pimienta aplacó cualquier atisbo de insurrección. «Los editoriales de los periódicos no marcan la hoja de ruta de la UD Las Palmas, nos manejamos al margen del ruido», detalló un ejecutivo de máximo rango hace unas fechas. Se trabaja para renovar a García Pimienta con un contrato acorde a la política de austeridad amarilla, un escenario que provoca que el final del barcelonés esté cerca. O eso parece.
Tres temporadas exitosas, el catalán logró catapultar a la UD a la disputa de un playoff de ascenso (2022) ante el Tenerife y selló la conquista del ascenso de forma directa (2023). Y ahora, acaricia la permanencia, al estar a un punto de la hazaña. Con apenas 27 millones de margen salarial –22 para el grupo humano y cinco para abonar la rescisión de Viera–, Luis Helguera se ha manejado con suficiencia. Con algunas altas devoradas por la política de rotaciones de Pimienta, ha fichado a mimbres con recorrido en este campeonato como Mika Mármol (ayer sale en la foto de los dos goles), Javi Muñoz, Munir El Haddadi, Máximo Perrone o Julián Araujo.
El problema fue el fichaje del gol. Los estiletes de pólvora. En esta línea de no volver a tropezar en la misma piedra, se busca la contratación de un pistolero de renombre –se intentó sin éxito la del bético Willian José el pasado mercado invernal–. Cerrar de forma urgente, el carrusel infernal por la salvación y alzar el telón del nuevo ciclo. Un punto y fe ciega en los pistoleros de Pimienta. Se complica la renovación del barcelonés, que figura en la agenda del Sevilla –también fue tentado por el Real Betis y el RCD Mallorca–.
El último estratega que logró el ascenso y la permanencia en Primera fue el hispano-croata Sergio Kresic (2001). Un punto para desactivar el modo pánico. En la UD vuelve a respirar y se muestran esperanzados para besar el objetivo en las próximas horas. Dos oportunidades, la primera en el infierno del Submarino Amarillo. Y el sábado 25-M, la reedición del UD-Alavés que brindó el ascenso en 2023. La formación vitoriana, 42 puntos, ya está salvada.